MELINO DE LESBOS
Es frecuente encontrar en la historia de la literatura odas en honor a Roma, pero lo más sorprendente es descubrir una apología de la ciudad, eje del Imperio Romano, escrita por una poetisa griega de la que no tenemos información.
A Roma
“Salve, Roma, hija de Ares,
marcial soberana de áureo ceñidor,
que ocupas en la tierra un venerable Olimpo,
siempre inconquistable
Sólo a ti, sublime, te concedió el Destino
la imperial gloria de un poder infrangible,
para que, dueña de un vigor soberano,
tomes el mando.
Bajo tu yugo de potentes riendas,
el pecho de la tierra y del mar gris
se ve embridado. Y tú pilotas sin yerro
las villas de sus gentes.
El poderoso tiempo, que todo lo derrota
y que muda la vida, de un modo a cada uno,
sólo a ti la brisa del poder que hincha tus velas
no te la cambia.
Pues tú sola de todos, los más poderosos
guerreros y grandes das a luz,
como si dieras rica mies del fruto de Deméter,
pero de hombres”.
“Salve, Roma, hija de Ares,
marcial soberana de áureo ceñidor,
que ocupas en la tierra un venerable Olimpo,
siempre inconquistable
Sólo a ti, sublime, te concedió el Destino
la imperial gloria de un poder infrangible,
para que, dueña de un vigor soberano,
tomes el mando.
Bajo tu yugo de potentes riendas,
el pecho de la tierra y del mar gris
se ve embridado. Y tú pilotas sin yerro
las villas de sus gentes.
El poderoso tiempo, que todo lo derrota
y que muda la vida, de un modo a cada uno,
sólo a ti la brisa del poder que hincha tus velas
no te la cambia.
Pues tú sola de todos, los más poderosos
guerreros y grandes das a luz,
como si dieras rica mies del fruto de Deméter,
pero de hombres”.
(S.Hell .n. 541)
Valete!
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