jueves, noviembre 02, 2006

EDIPO- ΟΙΔΙΠΟΥΣ



'Ο Οἰδίπους (etimología: Οἰδέω: hinchar ; Πούς ποδός: pie)

Muchos son los autores griegos que hablan sobre Edipo, aunque Sófocles será el autor por excelencia que tomará al héroe griego como protagonista de sus tragedias: Edipo Rey y Edipo en Colono. También Eurípides en las Fenicias y Esquilo en Los siete contra Tebas hacen referencia al personaje.

UN DESTINO INEXORABLE

"El rey de Tebas, Layo, hijo de Lábdaco, acudió al oráculo de Delfos a consultar a la pitonisa sobre su destino. Contestó la divinidad con un consejo: "Evita tener hijos. Si tienes alguno, éste matará a su padre y se casará con su madre". Pero Layo y Yocasta engendraron un niño, al que luego decidieron dar muerte, temerosos de la maldición del oráculo. Y ordenaron a un sirviente de palacio que abandonara al niño en el bosque del Citerón, al fin de que allí lo devoraran las fieras del monte. El servidor lo dejó allí, con un pie taladrado por una fíbula de bronce.
Un pastor encontró al niño abandonado y fue a entregarlo a los reyes de Corinto, que, como no tenían descendencia, lo acogieron como a un hijo propio. El pequeño recibió el nombre de "Edipo" -que significa "pie hinchado", por la marca que dejó en él aquella herida- y creció en el palacio de Corinto como un príncipe de noble estirpe. Y, ya adolescente, fue a consultar al oráculo del famoso santuario de Delfos sobre su destino. Y el oráculo respondió: "Matarás a tu padre y te casarás con tu madre".

EL INÚTIL ESFUERZO POR ESCAPAR AL DESTINO

"El joven Edipo, aterrorizado, decidió no regresar a Corinto para evitar la desdicha.
En la encrucijada de la montaña, al salir de Delfos, se topó con un coche de caballos que estuvo a punto de atropellarle. Estalló una disputa y Edipo mató al señor de carro, un noble cuyo nombre ignoraba. Era Layo, rey de Tebas. Precisamente a Tebas se dirigió Edipo.

La ciudad estaba atemorizada por un terrible monstruo, que asolaba sus campos y destruía a sus jóvenes. El monstruo, mitad mujer, mitad león alado, salió al encuentro del caminante y le planteó una pregunta: "¿Qué animal anda a cuatro pies por la mañana con dos a medio día y tres en la tarde?". Edipo resolvió el enigma contestando: "El hombre" (que avanza a cuatro patas de pequeño, erguido en su plenitud, y con la ayuda de un bastón de viejo). Entonces desapareció el monstruo suicidándose, y el joven entró en la ciudad como un héroe salvador.

Como premio, allí le aguardaba la realeza y la boda con la reina, la viuda del rey Layo, Yocasta. Así se había cumplido la profecía. La advertencia del oráculo délfico se había realizado fatídicamente, pese a los esfuerzos del héroe por evitar su destino".


EL ACIAGO FINAL DE EDIPO

"Pasaron los años y del matrimonio nacieron cuatro hijos: dos varones, Polinices y Eteocles, y dos muchachas, Antígona e Ismene. Y un día Edipo conoció la terrible verdad sobre su propia historia. Horrorizado, se arrancó los ojos y se condenó a sí mismo al destierro. Yocasta se suicidó. Su hija Antígona acompañó, como lazarillo, al desventurado Edipo en su exilio errante.
Edipo maldijo a sus dos hijos, que se pelearon por el trono, y acabaron matándose mutuamente a las puertas del muro de Tebas. Luego Antígona, al rendir honores fúnebres a Polinices, al que el rey, su tío Creonte, había prohibido enterrar por considerarlo enemigo de la ciudad, fue apresada y condenada a muerte. Fue encerrada en una cueva y allí se suicidó. El anciano Edipo vagó hasta su muerte, que fue en la aldea de Colono, cerca de Atenas."

Texto tomado de GARCÍA GUAL, Carlos. Cultura Clásica,
2º Ciclo. Ed. Santillana, pp.100-101
Finis!

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